Las Lagunas de Ruidera, en el Alto Valle del Guadiana, forman uno de los humedales más bellos e importantes de la Península Ibérica. El conjunto está formado por quince lagunas conectadas por arroyos, cascadas o corrientes subterráneas, que drenan el Acuífero 24 del Campo de Montiel. Las más grandes —como San Pedro, Colgada o la del Rey— alcanzan profundidades de hasta 30 metros, aunque muchas otras pueden secarse en verano. El recorrido se extiende a lo largo de 25 km, salvando un desnivel de 120 metros, desde la Laguna Blanca hasta La Cenagosa.
 
Este sistema natural debe su origen a dos factores clave: la presencia de arcillas impermeables que frenan el flujo subterráneo y las barreras tobáceas, formaciones de carbonato que actúan como presas naturales. Estas estructuras, en constante formación y erosión, pueden superar los 15 metros de espesor y crean impresionantes cortinas y viseras. Las lagunas, declaradas Parque Natural, son un entorno privilegiado para disfrutar de la biodiversidad y de un paisaje de gran valor ecológico y geológico.