Alhambra se asienta en un cerro milenario amesetado que se asoma a la planicie convertido en un mirador natural, con unos privilegios paisajísticos de autentica belleza que se pueden contemplar desde sus múltiples rincones preparados a tal efecto, desde los que divisar las más hermosas vistas y la inmensidad del Campo de Montiel, con el color rojizo de la tierra. Además de los miradores se recomienda la visita al Museo Arqueológico, donde se exponen numerosos de sus restos arqueológicos, el Museo Etnográfico, la Necrópolis Rupestre de las Eras de la época tardo-Romana a la Visigoda, la Iglesia de San Bartolomé del siglo XIII, el Castillo Omeya, situado en otro cerro contiguo y muestra de los efectos del paso del tiempo, y la plaza de España, que alberga un espacio protegido de una despensa Ibero-Romana y los togados e inscripciones romanas dedicadas a personajes importantes del municipio de época flavia, Laminium.
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Alhambra: