Historia

La comarca Alto Guadiana Mancha no es solo un referente natural, sino también un lugar lleno de historia. Desde tiempos prehistóricos, sus tierras han sido testigo de la evolución humana. Hoy en día, sus restos arqueológicos, monumentos y tradiciones son un reflejo del legado que las distintas culturas han dejado en la región.

La historia de Alto Guadiana Mancha se remonta al Paleolítico, pero fue durante la Edad del Bronce cuando comenzó a forjarse una identidad más definida en la región. Este período es especialmente significativo por la presencia de unas fortificaciones únicas en el mundo, las motillas. Estas estructuras de planta circular, situadas en terrenos llanos, eran una especie de fortalezas.

Motilla de Azuer en Daimiel
 

La Motilla del Azuer, en Daimiel, es uno de los yacimientos más representativos de la cultura del bronce manchego y un lugar clave para descubrir las primeras huellas de la civilización en esta comarca. Dispuesta en anillos concéntricos en torno a una gran torre central, con viviendas en su interior y exterior, actuaba como epicentro de un área agrícola, y contaba con un pozo para la obtención de agua. Es la estructura hidráulica más antigua documentada en la península Ibérica.

La influencia romana

Museo de Alhambra

Durante la época romana, Alto Guadiana Mancha continuó siendo un enclave de importancia estratégica. Uno de sus lugares más destacados fue Alhambra, conocida en tiempos romanos como Laminium. Esta ciudad protohistórica fue en su día una de las más relevantes en la región, ya que era un importante cruce de calzadas, pues por ella pasaba la Vía Laminium, que unía la región con Emerita Augusta (Mérida, Vía de la Plata), Saguntum (Sagunto) y Castulo (Linares), ambas en la Vía Augusta. Esta localidad tiene una larga historia que se extiende desde la época romana hasta la actualidad puesto que, a diferencia de otras, ha estado habitada desde aquella época. En Alhambra se han encontrado distintos restos arqueológicos, como esculturas de togados romanos y aras (inscripciones). En su museo municipal se exponen los hallazgos de su necrópolis hispano-romana y los restos encontrados de un circo de la Roma imperial.

La Edad Media y las órdenes militares

La Edad Media es un período que marcó profundamente la historia de Alto Guadiana Mancha. Esto se refleja en el rico patrimonio tanto material como inmaterial que encontramos en los distintos municipios del territorio. Durante esta época, la comarca fue testigo de la presencia de diversas culturas, como la visigoda y, después, la musulmana. Esta última contribuyó con nuevas estructuras sociales y tecnológicas, especialmente innovaciones agrícolas como la implementación de técnicas de riego más avanzadas; por ejemplo, la noria de sangre y el cultivo de nuevas variedades que contribuyeron a un aumento en la producción que no solo garantizó el abastecimiento, sino que permitió fomentar el comercio.

Sin embargo, fue con la llegada de las órdenes militares cuando se produjo un giro definitivo en el paisaje. A pesar de su carácter religioso, estas órdenes combinaban la vida monástica con la lucha militar, creando una mezcla singular de monjes y soldados (en su mayoría nobles) que luchaban en nombre de Dios contra los enemigos de la fe.

 

El destino de España cambió en Villarrubia de los Ojos

El 2 de mayo de 1466, el maestre de la Orden de Calatrava y uno de los nobles de más posesiones de toda Castilla, don Pedro Girón, fallecía repentinamente de una esquinencia en la garganta cuando se hallaba de paso por Villarrubia de los Ojos de camino hacia Ocaña para formalizar su compromiso con la infanta de Castilla, Isabel, hermana de Enrique IV.

Este hecho, aparentemente fortuito y que tuvo lugar en la casa de la Encomienda de Villarrubia de los Ojos, cambiaría para siempre el curso de la historia de Castilla, ya que este trágico destino ponía fin a sus ambiciosos planes de reinar en Castilla junto a Isabel.

La muerte de Girón generó todo tipo de rumores en torno a su fallecimiento. Aunque la causa oficial fue una enfermedad, él fue el único afectado de todas sus tropas, un dato realmente sospechoso que dio lugar a especulaciones de que Isabel pudo haber tenido algo que ver con su muerte.

La muerte de don Pedro Girón marcó el camino hacia la grandeza de Isabel y alteró el destino de la corona de Castilla y del mundo. La infanta se casó poco después con Fernando de Aragón, lo que consolidó la unión de los reinos de Castilla y Aragón.

 

Después de la conquista de Toledo (1085), tres órdenes militares comenzaron a tener una presencia destacada en este territorio: la Orden de Calatrava, la Orden de San Juan de Jerusalén y la Orden de Santiago.

  • La Orden de Calatrava

    La Orden de Calatrava nació en la ciudad de Calatrava la Vieja, situada a pocos kilómetros de Ciudad Real capital, en el siglo XII. Esta ciudad había sido conquistada por Alfonso VII de León en 1147 durante la Reconquista, y poco después fue cedida a los templarios para su defensa. Sin embargo, debido a la escasez de recursos y a la difícil situación en la región, los templarios abandonaron el lugar en 1157.

    Ante esta vacante, Raimundo de Fitero, un caballero de la corte del rey Alfonso VII, decidió fundar una nueva orden militar para tomar el relevo de los templarios. Así nació la Orden de Calatrava, que recibió el reconocimiento oficial del papa Alejandro III en 1164. La orden adoptó la estricta regla cisterciense, centrada en una vida austera de oración y trabajo, pero con una estructura más jerárquica y un énfasis claro en la actividad militar.

    Durante sus primeros años, la misión de la Orden de Calatrava fue asegurar las fronteras recién conquistadas entre cristianos y musulmanes. Para ello, construyeron castillos y fortalezas a lo largo de la zona siguiendo en gran medida el sistema de organización de las anteriores estructuras militares musulmanas. Es el caso del castillo de Pilas Bonas en Manzanares, hoy rehabilitado para uso hostelero. Precisamente, esta localidad está situada en lo que era frontera jurisdiccional entre los dominios de las tres órdenes militares y nació con el objetivo de que los calatravos pudieran asegurar sus dominios.

    Castillo de Pilas Bonas en Manzanares

    En el siglo XII, la orden alcanzó su máximo esplendor participando en la toma de ciudades clave bajo el liderazgo de fray Diego Velázquez. Al finalizar la Reconquista y con la consolidación del poder de los Reyes Católicos, fue perdiendo su función militar en detrimento de la económica; la acumulación de tierras y riquezas la convirtió en una fuente significativa de ingresos para la Corona.

  • La Orden de Santiago

    Si bien su origen se discute entre los historiadores, hay quienes señalan su nacimiento en 1170 durante el reinado de Fernando II de León, cuando se crea la Orden de los Fratres: trece caballeros que defenderían la ciudad de Cáceres, apoyarían la Reconquista y protegerían a los peregrinos del Camino de Santiago. Cinco años después, el papa Alejandro III les concedió la bula papal reconfirmando su fundación.

    Los caballeros de la Orden de Santiago participaron en numerosas batallas y expandieron su influencia por varias regiones, especialmente en La Mancha. Sus territorios se extendían por lo que hoy son las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Madrid, Guadalajara, Toledo, Murcia y Jaén.

    La Orden de Santiago llegó a tener una estructura tan poderosa que, no solo operaba en términos prácticos como una especie de diócesis desde su capital en Uclés, con gran autonomía y sin intermediarios entre su maestre y el papa en Roma, sino que también llegó a convertirse en una élite religiosa-militar de gran poder en los reinos peninsulares, principalmente en el de Castilla.

    Iglesia de Santiago el mayor (Membrilla) y Casa de la encomienda (La Solana)

    Su influencia en la comarca Alto Guadiana Mancha fue considerable, ya que gracias a su afán repoblador se fundaron localidades como La Solana o San Carlos del Valle. Hoy su huella sigue viva en imponentes edificios arquitectónicos como la iglesia parroquial de Santiago el Mayor de Membrilla o la Casa de la Encomienda de La Solana, que conserva su torre santiaguista original.

  • La Orden de San Juan de Jerusalén

    Al igual que las otras órdenes militares antes vistas, la de San Juan de Jerusalén también jugó un papel fundamental en el proceso de Reconquista y una especialmente significativa labor repobladora en La Mancha. En esta región creó numerosas poblaciones que se mantuvieron unidas bajo una misma administración, sin cambios en lo que respecta a extensión y organización, desde su constitución en la Edad Media hasta el primer tercio del siglo XIX.

    Esta orden, que surgió en Jerusalén hacia mediados del siglo XI, tuvo su primera regla propia en 1053, con la misión principal de obsequium pauperum, es decir, el «servicio a los pobres». Este era desde un comienzo el sentido del hospital de San Juan en Jerusalén: atender y proteger a los peregrinos en el último tramo de su peregrinación hacia Tierra Santa. Los estatutos de la Orden no hacen referencia a la militarización de la misma hasta 1182.

    Tras la conquista de Jerusalén, su actividad militar en el Oriente latino, así como su enorme presencia e influencia en las rutas marítimas del Mediterráneo la convirtieron en la Orden más poderosa de Europa, con una fuerte presencia en la lucha contra el islam en la Península.

    Aun cuando su protagonismo en la Reconquista es secundario respecto a las órdenes de origen peninsular, como Santiago y Calatrava, su participación en importantes operaciones en favor del reino de Castilla y León —como la batalla de las Navas de Tolosa o el asedio y toma de Sevilla— es hoy destacada por historiadores.

    Arenas de San Juan, Villarta de San Juan y más tarde Argamasilla de Alba son localidades que crecieron bajo su protectorado. Edificios como la iglesia de Santa María la Mayor de Villarta de San Juan, edificada sobre restos de una antigua fortificación defensiva; el castillo de Peñarroya, en el término de Argamasilla de Alba; y el canal del Gran Prior, una de las infraestructuras hidráulicas más monumentales, construida para encauzar y aprovechar las aguas sobrantes de las lagunas de Ruidera, forman parte del legado sanjuanista en este territorio.

    Influencia de la orden de San Juan de Jerusalén