TERRITORIO DE MUSEOS

Necrópolis Visigoda


Descripción

Las primeras referencias escritas a esta necrópolis rupestre proceden de las Relaciones de Felipe II, que mencionan la existencia de “sepulturas en las laderas del cerro labradas en piedra (...) con muchos huesos, calaveras de muertos y cuentas de azabache”.

Se ha estimado que este cementerio pudo contener alrededor de 200 tumbas fechadas en la Alta Edad Media, 24 de las cuales han sido excavadas con metodología arqueológica.

Los cadáveres documentados fueron inhumados en un sudario, pues carecen de hebillas de cinturon, calzado u otros elementos propios del vestido.

La existencia de numerosos clavos delata el uso de atúdes o parihuelas de madera.

La presencia de cal dentro de varias tumbas ha hecho pensar en defunciones debido a enfermedades infecciosas, cuyo contagio intentaba prevenirse aplicando al difunto cal viva como desinfectante.

Algunas tumbas presentan varios muertos en su interior, síntoma de una reutilización que puede reflejar vínculos familiares entre los difuntos, pero también limitaciones de espacio en el cementerio o penuria.

La mayor parte de las inhumaciones han sido abiertas y saqueadas. Por ello sus huesos han desparecido. Cuando alguno se conserva suele cerecer de conexión anatómica.

En esta necrópolis han aparecido tumbas ovales, rectangulares o trapezoidales, distribuidas de forma aleatoria. Aunque debieron contar con cubrición la mayoría se hallaron descubiertas, simplemente rellenas de tierra.

La presencia de canalillos de desagüe entre las tumbas y de una zanja perpendicular a las tumbas hace pensar en una organización del espacio cementerial.

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