Historia

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Los orígenes de Daimiel se remontan a la Edad del Bronce con el yacimiento arqueológico de la Motilla del Azuer (2200-1500 a.C.), sin lugar a dudas el más emblemático y representativo de La Mancha, donde se ha descubierto el pozo más antiguo de la Península Ibérica. En el término municipal de Daimiel se encuentra la mayor concentración de este tipo de poblados de España.

A través de los restos encontrados en asentamientos tanto íberos como romanos, podemos afirmar que esta tierra estuvo poblada durante toda la Edad Antigua. Más adelante, la situación de Daimiel, en el entorno del Guadiana, va a traer como consecuencia que se vea afectada por las guerras que se suceden por el control de este río tan importante durante toda la Alta Edad Media. La construcción de un castillo en Daimiel, hoy desaparecido, responde al interés por proteger este enclave estratégico por parte de los cristianos y musulmanes. Con la victoria de los reyes cristianos se inicia la repoblación de estas tierras, encargo que recibe la Orden Militar de Calatrava que tendrá en Daimiel una de sus posesiones principales gracias a la riqueza de sus fértiles campos. Ya en 1245 aparece el nombre de "Daymiel" por primera vez en un documento escrito.

Con la paz es el momento del crecimiento económico y social que se prolonga durante la Baja Edad Media. Fruto de este impulso es la construcción de la Iglesia de Santa María La Mayor, de estilo gótico. Este crecimiento se consolida en el siglo XVI, siendo Daimiel una de las poblaciones más numerosas de toda la región manchega que obliga a la creación de otra parroquia: San Pedro Apóstol.

Durante la Edad Moderna se inician numerosos procesos inquisitoriales que juzgan las prácticas de hechicería de brujas daimieleñas mal vistas por los cristianos viejos, de ahí que Daimiel sea conocido como "el pueblo de las brujas".

En época contemporánea, la primera mitad del siglo XIX supone un periodo de retrocesos económicos, sociales y culturales motivados en gran media por la Guerra de la Independencia. A mediados de este siglo, con las reformas agrarias y la llegada del ferrocarril en 1860, será cuando Daimiel comience a experimentar un nuevo desarrollo. En 1887 la reina regente María Cristina concede el titulo de ciudad a la hasta entonces villa de Daimiel.

Este desarrollo económico, social y cultural es, en la actualidad, una realidad que convierte a Daimiel en una de las poblaciones más importantes de La Mancha.

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